El arado es el apero más importante de la agricultura. Uno de los instrumentos de origen más antiguo. A lo largo de la historia ha sufrido diferentes transformaciones, desde el más rustico con un tronco de madera, hasta los más modernos de hierro.
La besana es la labor de surcos paralelos, que se hace en invierno con un arado arrastrado por caballerías. El arado corta la tierra, la levanta y la voltea. La labor permite que los residuos de la cosecha y los rastrojos, se incorporen a la tierra, lo que facilita su evolución y preparación para la futura siembra.
El garabato es un arado que sustituye el timón por dos ligeras varas, para ser tirado por una sola caballería, sus elementos principales son:
La esteva, la hijá, la reja, los cañones y las orejeras; además el animal en cuestión, llevaba collerón, horcate, tiros o cadenas, silleta, mandil, cabezá, bozo y largas ramaleras.
Si los bancales eran grandes y de tierra pesada, se labraban con yunta (dos mulas con ubio y arado de timón), si por el contrario el bancal era pequeño o era un huerto y la tierra era ligera se realizaba con garabato.