Mención especial merece la celebración de la Semana Santa en Robledo.
Los que la viven por primera vez quedan asombrados por el sobrecogedor silencio de las procesiones en general y por la que se celebra la noche de Viernes Santo, en particular. Ello debido, además de por su silencio, al recorrido que se realiza por las afueras del pueblo, por las eras a las 12 h. de la noche, hasta llegar al Calvario y volver a la Iglesia. Hasta el año 2005, que se ha iluminado este camino con farolas, la gente llevaba faroles con velas para poder ver el camino. El recorrido, de 1 km., comienza en la Iglesia y cada 80 ó 90 metros suena una carraca , todo se detiene y el cura nombra la estación correspondiente de un total de 14, rememorando de forma detallada el camino de Jesús con la cruz a cuestas hasta que es crucificado y muere; el cura nombra el número de la estación, comenta lo que le sucede a Jesús en ella, se reza un Padrenuestro, se canta y se reanuda de nuevo la procesión en silencio, roto a veces por el sonido de los tambores y las cornetas. Se llega al Calvario, en él se aposentan las imágenes de Jesús en el Sepulcro, la Cruz y la Virgen de luto. Después se vuelven a coger y se continúa la procesión hasta llegar a la Iglesia.
Para anunciar la celebración de los Santos Oficios y de las procesiones del jueves y viernes, en vez de sonar las campanas de la Iglesia, los críos iban por las calles haciendo sonar sus carracas y anunciando a voces el “primer toque” (a media hora de la celebración), el “segundo toque” (a un cuarto de hora de la celebración) y el tercero y último (que indicaba la celebración inmediata). Así, los 15 ó 20 críos iban corriendo por las calles y al tiempo que movían sus carracas gritaban al unísono: “¡primer toque para el Entierro Cristo!” (viernes noche) o “¡primer toque para los Oficios!” (jueves y viernes por la tarde) o bien “¡primer toque para la procesión del Silencio!” (jueves noche).
En estos días en ninguna casa faltan las torrijas, el caldodulz (panecicos empapados en un caldo dulce con especias y cortezas de naranja o limón), el plato con tajadas de bacalao, ni, por supuesto, el potaje.
En el 2002 nació la “banda de tambores y cornetas de Robledo”, formada por los y las jóvenes del pueblo. Con sus sonido rompiendo el silencio de las procesiones en el momento oportuno, hacen a éstas aún más intensas y emocionantes.
Pero ahora son las carracas las que están calladas, con la esperanza de, algún día, volver a recorrer el pueblo en las manos de los críos, retomando así de nuevo esta bonita y original forma de avisar a la gente. También en estos días (Jueves, Viernes y Sábado Santo) es cuando se juega a la bolea (juego que se explica en el apartado de Juegos).
Desde el 2004 también se está recuperando la procesión de “El Encuentro” el Domingo de Resurrección.
Las mujeres con la Virgen por un recorrido y los hombres con Jesús Resucitado por otro, se encuentran en la plaza del pueblo, se escenifica el encuentro entre Madre e Hijo, suenan los tambores y cornetas mostrando alegría y se vuelven todos juntos de nuevo hasta la Iglesia.
Realmente, una atmósfera especial envuelve al pueblo en estos días.