Ejemplo de este tipo de arroyo o humedal oculto son Los Regajos, que a pesar de contar con varias fuentes naturales en su recorrido, solo una de ellas “La Fuente El Cubil”, situada en una ladera de difícil acceso, apoyada en el zigzaguear continuo del río, en un paraje abierto y que la vista no puede dejar de contemplar, deja al senderista humedecer su pañuelo con su continuo hilo de agua.
Las demás no emanan agua superficial a lo largo del año, solo lo hacen ciertos días contados, pero que son suficientes para ver toda la fuerza descargada en su paso por las frías aguas que brotan de las tierras robledeñas. Todas éstas condiciones del criptohumedal hacen que cualquier día soleado del año sea propicio para la reunión de las gentes en un fabuloso paseo, comida o merienda.
Para llegar hasta esta fuente el camino se inicia desde la parte alta de Robledo. Por “el corral de Manuel” nace un camino hacia el sur que se ha de seguir durante una par de kilómetros, hasta llegar al cauce del arroyo “los regajos”, el cual, si es inivierno, llevará agua. Una vez aquí, se ha de seguir el cauce hacia su nacimiento, durante unos 4 km., hasta que a la izquierda aparezca una inmensa ladera de piedra. En la mitad de esta ladera, debajo de una pequeña encina, se encuentra el curioso manantial: la “fuente el cubil”. Basta observarla para conocer el por qué de su nombre.
Durante la segunda fase del trayecto conviene ir atentos y con los ojos bien abiertos, ya que es fácil que salga algún búho real. Asombra ver un ave tan majestuosa volar sin realizar el más mínimo ruido.