Tiempos pasados, no hace mucho y para ser más específicos hasta mediados del siglo pasado, debido a la escasez de recursos, algunas familias se vieron obligadas a vivir en cuevas, bien reformando las que ya había de acuerdo a sus necesidades o bien excavando en la tierra o piedra y realizando las suyas propias.
En Robledo se cuenta con varias de ellas. Las de Los Chospes, situadas en la parte baja a la entrada del pueblo, estando algunas de ellas cerradas con puertas y ventanas. Una de las cuevas forma parte de la sacristía de la iglesia.
Estas cuevas a pesar de que no tienen que aguantar las tempestades de una zona abierta como un paraje natural, están un poco deterioradas ya que ahora no se utilizan, pero en un futuro próximo serán rehabilitadas y ajardinadas para el recreo de todas las gentes.
Las de El Cubillo, que ciertamente no se sabe si alguien llegó a vivir en ellas, pero que sí fueron muchas de ellas construidas por la necesidad de material (tierra, graba, piedras, etc.) para la vía ferroviaria que a sus puertas pasaría. Éstas se encuentran en su mayoría cerradas al público desde hace muchos años por motivos de seguridad, ya que sus paredes son frágiles por ser de tierra.
Las de la Laguna del Arquillo, que están situadas en un paraje natural alejadas a varios kilómetros a la redonda de cualquier vivienda artificial, son abiertas debido a que las condiciones climáticas, la dejadez humana y el deterioro natural del pasar de los años, han hecho que sus frágiles paredes de adobes y piedras se rindan a los pies de esta laguna. En ellas se han encontrado pinturas rupestres. Estas cuevas están situadas en una zona estratégica debido a que a unos 40 ó 50 metros tienen el humedal, importante fuente de recursos por su pesca, vegetación y fauna de alrededor.